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Los polos opuestos no siempre se atraen

Muchas veces hemos escuchado que los polos opuestos se atraen, por cuestiones químicas nos han hecho creer que este pensamiento tiene algo de veracidad. Además, en el imaginario popular se ha implantado la idea que entre más diferente sea una persona, será más atractiva, por este tipo de cosas hay quienes piensan que alguien callado debe lograr encontrar una pareja extrovertida, alguien soñador debe tener a su lado alguien que lo aterrice y así sucesivamente. Desafortunadamente todos estos “modelos” de parejas que creíamos son las exitosas, no son de verdad caso de éxito; un estudio reveló que no hay fundamento verídico que soporte dicha teoría, que ese caso solo es exitoso en la química, pero no en el amor.

En el estudio se entrevistaron a 500 personas casadas por más de 40 años y se detectó que es más factible que su vínculo dure si ambas personas cuando son más similares entre ellas. Otro estudio de Wellesly College, confirmó que quienes piensan parecido sienten mayor magnetismo el uno con el otro, caso contrario con quienes son totalmente diferentes, por lo general se repelen a raíz de sus notables diferencias. (Realiza nuestro test para parejas)

Se realizó un experimento, en donde se convocaron a 1.500 parejas de casados, amigos y simples conocidos, a estos se les pidió responder un cuestionario sobre sus valores, prejuicios y actitudes, así como también sus rasgos de personalidad. Los resultados mostraron que todos los participantes tenían visiones similares de la vida, aún aquellos que se habían conocido por poco tiempo. Los científicos han afirmado que un individuo prefiere como pareja a alguien similar a sí mismo en términos de religión y valores. Igualmente, las mujeres que son exitosas en el ámbito económico quieren esposos que ganan tanto como ellas y las más bonitas buscará un hombre apuesto.

Otro de los aspectos donde se puede ver la entre individuos es en rasgos como la inteligencia, la talla e incluso el peso corporal.  Un estudio publicado recientemente en Nature Human Behaviour hecho con 24.000 parejas de casados descubrió que dichas parejas no se confirmaron por accidente, todo lo contario, sino por similitudes muy marcadas entre ambos desde el lado emocional y genético. Los investigadores planteaban que si el perfil genético develaba que el individuo era alto su pareja también debía serlo. Luego de analizar los datos lo confirmaron, la gente escoge como par a otros que tienen genes similares a los suyos.

De esta manera queda en evidencia que los seres humanos usan la estrategia de emparejamiento selectivo, una forma de selección sexual en la que los individuos con rasgos similares se juntan más que por simple azar. Casarse con alguien parecido tiene grandes ganancias, ya que un individuo necesita de un micromundo en el que se sienta cómodo y seguro.  Ahora bien, esto no quiere decir que no sea positivo acercarse a gente diferente a nosotros, de hecho, en la diversidad se presentan grandes oportunidades de aprendizaje y formas de ver el mundo desde otros ojos con lo que muy seguramente nosotros no lo veríamos por ese mismo hecho de ser diferentes.

Dentro de toda esta maraña de teorías y estudios, hay quienes argumentan que vivir con otros muy parecidos solo puede generar uniones aburridas y poco duraderas. Sin embargo, la sincronía en ciertos aspectos de la vida es importante porque se puede lograr evitar esa guerra de poder, peleas por quién tiene la razón, entre otras.

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