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Personas con doble personalidad pasivo – agresivo

Los seres humanos buscamos siempre situaciones o lugares que nos permitan paz y estabilidad, bien sea por el deseo mismo de ser personas positivas o más bien por un aspecto de evitar confrontaciones que lleven a mostrar rasgos diferentes de la personalidad, como lo puede ser un acto de ira descontrolada que lleve a afectar la situación y relación con quien se discute. Este tipo de personas son las pasivo-agresivas y son conscientes que los son y así mismo logran usarlo a su favor. De hecho, a menudo seleccionan a sus “víctimas” porque saben que estas no se atreven a desenmascarar la ira que se esconde detrás de sus palabras y actitudes.

El lado negativo de todo esto es que quienes evitan la confrontación, es que si esa actitud pasivo-agresiva no se enfrenta, se convierte en una bola de nieva que cada vez será peor, pero desde el aspecto positivo es que sí se puede dar fin a este tipo de comportamientos manipuladores y agresivos por medio de la confrontación asertiva.

¿Cómo identificar a una persona pasivo-agresiva?

Para poder reconocer el comportamiento de un pasivo-agresivo es cuando esa persona trata de ocultar a toda costa su ira, el rencor, la rabia o incluso el odio para camuflarlo dentro de una apariencia de ser “políticamente correcta”. Aunque se podría pensar que esto es un aspecto positivo y asertivo, en realidad este comportamiento puede causarle daño a otro al evitar una confrontación directa. De hecho, se trata de una forma de abuso en la que la persona se comporta de manera elusiva, ambigua y evasiva a propósito.

A primera vista puede parecer que este comportamiento es de hecho el apropiado, pero lo cierto es que hace tanto daño como la agresividad desbordada. Este comportamiento no solo afecta las relaciones con las demás personas que están a su alrededor, ya que esta persona va generando malestar a su paso, sino que también acentúa la posibilidad de sufrir enfermedades de estrés o nerviosas. Varios estudios han relacionado el estilo de afrontamiento pasivo-agresivo con una mayor propensión a padecer trastornos de personalidad y sufrir infartos.

En la mayoría de los casos, la persona que desarrolla el estilo pasivo-agresivo es porque no sabe relacionarse o no conoce otra forma sana para hacerlo.  Cree comprender que la agresividad no está bien vista a nivel social, pero aun así no sabe canalizar asertivamente y de forma madura esas emociones negativas así que opta por camuflarlas.

Es importante dejar en claro que este comportamiento en si no resuelve ningún problema, sino de hecho crea nuevos conflictos, afectando también un excesivo control por no dejar que dicho sentimiento vean la luz, lo cual lo hace ser dependiente de actitudes controladas y diseñadas para no mostrar su verdadera personalidad.

Entre las características que más usan para lograr esconder sus verdaderas emociones están:

Ahora bien, para poder lidiar con este tipo de personas es necesario como primer paso identificar su comportamiento, no debemos dejarnos engañar por su aparente cordialidad ya que en el fondo esconde agresividad. De igual forma incite a esa persona a explicar aquellos pequeños insultos o sarcasmos con el fin, el cual lo desarma y hace re-direccionar su actitud a un dialogo.

Dentro del correcto manejo a estas perdosas está también en cómo tú te comportarás ante él, no es bueno seguirle el juego, así que mejor opta por exponer sus sentimientos con frases como: “percibo que estás algo molesto y enojado, explícame qué pasa”. Finalmente, y lo más importante es establecer límites, es ocasiones no hay más remedio que recurrir a un estilo de afrontamiento directo. En ese caso, debes dejar claro, sin enfadarte, que no tolerarás ningún tipo de chantaje emocional, sarcasmos o actitud de víctima. Cuando lo hagas, es importante que te pongas en el lugar de esa persona, quien probablemente no sabe relacionarse de otra manera. Resalta sus puntos fuertes y énfasis en tu voluntad de dialogar, pero desde el respeto, dejando fuera la manipulación.