¿Te sientes desanimado, desgastado o desmotivado? ¿Tienes depresión, ansiedad o estrés? ¿Sientes agotamiento extremo físico, mental o emocional? Hagamos una pausa en nuestras obligaciones laborales y reflexionemos acerca de nuestro estado de salud, porque a veces “Estar quemado” no es solo una frase hecha… Puede que tengas síndrome del Burn Out.
¿Tengo Síndrome del Burn Out?
Las manifestaciones del síndrome Burn Out son muy diversas. Presta atención a las señales de tu cuerpo.
¿Qué es el Síndrome del Quemado?
Se podría decir que es un proceso progresivo de desgaste laboral. Se trata de un trastorno descrito por primera vez en los años 70 como un síndrome de cansancio emocional y despersonalización. Y tiene graves consecuencias físicas y mentales para quien lo padece y para su entorno de trabajo, social y familiar.
¿Cómo se si lo tengo? ¿Cuáles son los síntomas?
Las manifestaciones del síndrome son muy diversas y depende sobre todo de la gestión que hagamos de nuestros sentimientos y emociones. Algunos de los síntomas son:
Físicos: Migrañas o dolores de cabeza, insomnio, alteraciones gastrointestinales, úlceras, pérdida o ganancia de peso, asma, alergia, aumento de la tensión, taquicardia, dolores o contracturas musculares, problemas con los ciclos menstruales o falta de deseo sexual.
Conductuales: Hábitos adictivos (alcohol, drogas, tabaco o comida), conductas violentas o depresivas, absentismo o baja productividad laboral.
Emocionales / Mentales: Disminución de la autoestima, sentimientos de frustración, vacío, y de falta de realización. Estados frecuentes de nerviosismo, dificultad de concentración, comportamientos agresivos o paranoides con los demás (incluso fuera del entorno laboral). Irritación, distanciamiento afectivo, aislamiento, inquietud, pérdida de motivación, fatiga, estrés crónico.
¿Qué lo causa?
El nivel de tolerancia y la condición mental que tengamos influye en el desarrollo del síndrome, aunque los motivos surgen directamente de nuestro entorno laboral (por lo que la empresa u organización en la que trabajemos tiene mucho que ver). Las causas más frecuentes suelen ser:
Monotonía o caos en la actividad, exceso de carga continua, expectativas poco claras, falta de definición de funciones, salario no correspondido con las responsabilidades, desequilibrio entre la vida laboral, familiar y social. Trato continuo con personas conflictivas o grupos disfuncionales, falta de control, problemas con los superiores, etc.
¿Cómo puedo afrontarlo?
Si nos sentimos identificados con las causas o ya padecemos los síntomas, hay cosas que podemos hacer para solucionarlo:
Identificar los factores que contribuyen al problema y evaluar las opciones de solución. Debemos hacer una evaluación sincera de nuestros intereses, nuestro potencial y rendimiento. Es decir, gestionar nuestras expectativas y exigencias.
Buscar apoyo en nuestros compañeros, familiares y amigos.
No esperes a que la situación se agrave para recibir ayuda psicológica profesional.
Haz ejercicio físico o saca tiempo para practicar un hobbie, desconectar es muy importante.
Mantener el equilibrio entre las exigencias de nuestro el trabajo y nuestra salud física y mental, no siempre es fácil. Hagamos caso a las señales del cuerpo y la mente.