En la vida siempre nos vemos enfrentados a situaciones que de alguna manera amargan nuestra vida, afectan nuestra tranquilidad y dejan que la angustia y las preocupaciones se adueñen de nuestro ser. De los problemas y las vicisitudes no podemos escapar, pero si podemos controlar la manera en la que actuamos y como enfrentamos estas temporadas de crisis personales inevitables a lo largo del camino de la vida.
Cuando nos enfrentamos a una situación adversa, muchas veces tendemos al negativismo y a no querer encontrarle solución a los problemas, nos sentimos inmersos en el conflicto sin encontrar la salida que nos permita retornar al control y a la tranquilidad, es más fácil seguir en el obstáculo que enfocarse en encontrar oportunidades para salir airosos de una mala experiencia y estar más allá de las dificultades. A veces nosotros mismos somos nuestros peores enemigos, jueces y contendores, tendemos al fatalismo y alimentamos pensamientos y actitudes que nos estancan en el eje del conflicto, por eso es importante reconocer y entender cuáles son las actitudes que dañan nuestra vida y afectan nuestra persona.
Actitudes que dañan tu vida
- Pretender ser perfecto: No es malo intentar hacer las cosas lo mejor que esté a nuestro alcance, no es malo querer mejorar cada día y no es malo exigirse cada día más de lo que se puede dar; pero castigarse por no alcanzar la perfección es una actitud que no te deja progresar, que te estanca y te maltrata la autoestima, porque constantemente te vas a sentir insatisfecho con lo que haces y sobre todo con lo que eres y lo que has logrado, cuando se llega a ese nivel de autoexigencia para alcanzar “la perfección” va a traer consecuencias nocivas para nuestra salud mental, como el estrés, la depresión, etc. Es importante entender que, como seres humanos, vamos a cometer errores, tenemos defectos y en algún momento las situaciones se nos van a salir de las manos, para esto debemos tener en claro que de cualquier experiencia en la vida podemos aprender y mejorar.
- Compararse continuamente con los demás: el fijarse siempre en la vida del otro, el pretender tener la vida del otro o estar en continua competencia con el otro, lo único que ocasionara es implementar en nuestra vida una actitud que nos hará daño y nos hará sentir insuficientes en cualquier aspecto de nuestra vida. Es cierto que los seres humanos estamos en continua batalla y competencia con otras personas que están a nuestro alrededor, pero cuando esto se sale de control y afecta nuestra seguridad y confianza en nosotros mismos, afectamos nuestro ser interior menospreciando nuestra vida, nuestros valores, logros y talentos. Lo importante es entender que cada ser humano es distinto y que gracias a esas diferencias podemos compartir experiencias que enriquezcan no solo nuestra vida, si no la de los demás también, el impulso de cada uno debe ser mejorar cada día más y la única batalla y competencia debe ser con nosotros mismos, vivir para cumplir nuestros propios sueños y metas y sobre todo sentirnos orgullosos de lo que somos y hacemos, si mirar a nadie más.
- Sentir que siempre somos víctimas: si bien es cierto que en ocasiones hay situaciones o personas que nos dañan y afectan nuestra vida emocional, muchas veces nos volvemos victimas constantes de todas las situaciones que vivimos, estarse lamentando continuamente por los pesares de la vida, hace que nos atemos al problema y que no le encontremos solución alguna al conflicto. Al convertirnos siempre en víctimas, dejamos a un lado la responsabilidad que tenemos en el conflicto que estamos viviendo y ponemos esa responsabilidad en el otro o en la situación problemática a la que nos vemos enfrentados, de alguna manera nos enfrascamos en el obstáculo y no tenemos el control suficiente para salir de el. Para no asumir esta posición es necesario tomar conciencia de nuestros actos y que solo depende de nosotros mismos ponerle solución a la maña situación a la que nos vemos enfrentados.
- Dilatar las tareas y las obligaciones: No siempre es fácil asumir responsabilidades o ejecutar a tiempo los deberes y tareas que tenemos en la vida, la pereza, el miedo y la falta de determinación, hacen que posterguemos las obligaciones que asumimos y que debemos sacar adelante. El tener esta actitud constante daña nuestra vida, nos llena de miedo e inseguridades que sin lugar a duda pueden conducirnos al inminente fracaso. Al evadir situaciones podemos tener alivio momentáneo, pero lo único que acarreara es que los problemas sean cada vez mayores y más difíciles de solucionar. Por más dura y complicada que sea la situación a la que nos enfrentamos, es necesario tomar las riendas y con mucho valor y determinación solucionarlas de manera eficaz y positiva para nuestra vida.
- Poner a los demás por encima nuestro: Cuando sentimos mucho afecto por una o por muchas personas (pareja, familia, amigos) en ocasiones vivimos para ellos y olvidamos que nosotros mismos debemos garantizar nuestro propio bienestar primero, querer solucionar los problemas de los seres queridos, agradarles siempre o ayudarlos siempre, pone en jaque nuestra seguridad y tranquilidad, ya que nos olvidamos de nosotros mismos y de nuestros intereses, por eso es importante que primero pensemos en nosotros y aseguremos nuestra vida, de esta manera podemos estar listos para ayudar e intervenir positivamente en la vida de las personas que nos rodean y que hacen nuestra vida más feliz.
Actitudes que dañan nuestra vida hay muchas, por este motivo, antes de tomar alguna decisión o ejecutar alguna tarea, es necesario que analicemos que cosas nos convienen y que cosas pueden afectar nuestra vida, tener el control de nuestra vida emocional, traerá grandes beneficios a nuestra vida, porque a partir de nuestras emociones y de nuestra estabilidad mental es que podemos emprender cualquier objetivo que nos tracemos y de esta manera poder finalizarlo con éxito. Corregir ciertas actitudes que van dañando nuestra vida, es una garantía de éxito no solo a nivel profesional o social, sino también a nivel personal; no existe en el mundo mayor satisfacción que superar los obstáculos que la vida nos pone, lograr nuestros objetivos y lo más importante poder sentirnos orgullosos de nosotros mismos.